Es asombrosa la facilidad con que los más pequeños se adaptan a la«era digital». Los más avispados, con apenas tres años son capaces ya de teclear su nombre en el móvil de sus padres y enviarlo, junto con un montón de iconos, por whatsapp, para regocijo de sus orgullosos progenitores. Y los propios planes educativos fomentan cada vez más el uso de las nuevas tecnologías, de modo que la tableta empieza a ser una herramienta tan habitual como lo había sido siempre el cuaderno.

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Aparentemente, se podría pensar que así aprenden antes a reconocer las letras y parece que las largas horas que invertíamos en caligrafía las generaciones anteriores estarían de más. La rapidez con que el ordenador se introduce en las aulas reduce el tiempo que los estudiantes han de esforzarse en escribir a mano. Pero, ¿tiene alguna repercusión en el rendimiento académico?

Neurocientíficos y psicopedagogos se lo plantean. Escribir a mano tiene sus ventajas frente al uso del teclado. Entre ellas, facilita un mejor conocimiento de la ortografía, una mayor fluidez de ideas a la hora de escribir redacciones, mejor capacidad de lectura y, además, potencia la memoria.

Los estudios de neuroimagen evidencian que el cerebro se activa más cuando se escribe que cuando se teclea. En el primer caso se crea una representación interna de las letras que involucra la integración de las áreas visuales y motoras del cerebro. Además, se activan áreas relacionadas con la ortografía, sonido y significado de las palabras. Esas áreas se solapan con otras fundamentales en la producción y comprensión del lenguaje, así como en la comprensión de la lectura, lo que podría explicar las habilidades que se potencian con la escritura.

Por el contrario, cuando los niños se limitan a teclear, simplemente están representando en su cerebro un mapa del teclado, según un estudio de la Universidad de Indiana publicado en «Frontiers in Psychology».

Mayor esfuerzo mental

Aprender a escribir a mano es un proceso más complejo que teclear unas letras y exige que el cerebro se esfuerce más. Hay que hacer una representación mental de las letras que se van a escribir, y eso supone un mayor esfuerzo mental que a larga es rentable, explica Juan Lupiáñez, director del grupo de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Granada. Los caracteres que los niños se esfuerzan en poner por escrito no son siempre iguales, como los de imprenta, y eso les ayuda también a generalizar y a internalizar los rasgos esenciales con los que se representa cada letra, independientemente de la destrezacon que se represente, añade. Ese aprendizaje tan profundo que propicia la escritura les ayuda después a reconocer mejor los signos que leen, con lo que la comprensión lectora también aumenta.

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Y las ventajas se extienden más allá de los primeros años. Tomar notas con el ordenador es menos efectivo para el aprendizaje que hacerlo a mano, según un estudio publicado este mes en la revista «Pychological Science». Quienes cogen sus apuntes a mano tienen un aprendizaje más profundo de los conceptos, mientras que los que teclean tienen un recuerdo más literal, pero menos memoria de los aspectos conceptuales importantes de la clase, apunta Lupiáñez, que lo ha comprobado con sus alumnos.

«Cuando escribes a mano no tomas nota de todo, porque no da tiempo. A cambio, haces muchos procesos de integrar y seleccionar lo más importante y vas elaborando el contenido», explica. Por el contrario, el teclado facilita escribir mucho más rápido, con lo que la tendencia es a tomar apuntes literales, sin procesar mucho la información. «A mano el proceso es más dinámico, porque colocas flechas y vas integrando la información que recoges, algo que con el ordenador es más difícil hacer», aclara Lupiáñez.

En cualquier caso, señala, lo importante es el uso que se haga del ordenador, que puede ser muy útil si se utiliza adecuadamente, porque evita memorizar datos que pueden buscarse en internet pero exige tener las ideas claras para saber cómo encontrarlos. «Lo importante no es escritura a mano frente a ordenador, sino que a mano procesamos la información de una forma mucho más activa que si usamos el teclado. Para que el cerebro aprenda tienes que retarlo, ponerle al límite de lo que sabe y lo que no. Y así es como va adquiriendo nuevos conocimientos de forma sólida», concluye.

El psicopedagogo Pablo Canosa también defiende la escritura a mano, puesto que, «es siempre preferible el proceso que active más áreas cerebrales, porque provoca mejores aprendizajes, más profundos y duraderos». «Al escribir a mano -explica-, los movimientos que tenemos que realizar dejan una huella motora en el cerebro que facilita el posterior reconocimiento de las letras y de las palabras. Es decir, que ayuda a un mejor aprendizaje de la lectura». Según Canosa, profesor en el Centro Universitario Villanueva de Madrid y subdirector de Docencia de Fomento de Centros de Enseñanza, «la representación de cada letra, de su grafía, se fija mucho mejor al escribir a mano que al hacerlo con el teclado».

Con la grafomotricidad, agrega, se desarrollan la discriminación auditiva y visual, la organización espacio-temporal, la correcta presión y prensión del instrumento de escritura y el dominio de la mano, entre otras habilidades.

Para saber: Un colegio donde los alumnos escriben sus libros de texto

P.Q./M.T. MADRID
En el colegio público Padre Coloma de Madrid no hay libros de texto. O, mejor dicho, los elaboran a mano los propios alumnos en sus cuadernos. Además de suponer un ahorro, ello obedece a la importancia que el centro da a la caligrafía. «Aprender a escribir no solo implica aprender las letras y los números, sino también habilidades como el control motor, la memoria y la capacidad de procesar pensamientos coherentes en un orden lógico», opina la directora, Carmen Pascual.
Al escribir a mano, señala, «se piensa más lo que se está diciendo». «La buena caligrafía refleja orden, y no solo en la escritura, sino orden para resolver los problemas de la vida», sostiene. Los libros actuales, especialmente en Educación Infantil y en los primeros cursos de Primaria, «que es cuando tienen que adquirir esta destreza, no promueven la escritura. Apenas escriben en ellos y ése es el motivo por el que los hemos suprimido y sustituido por la elaboración de sus propios libros», explica.
Pese a la tendencia general a arrinconar la escritura a mano en la educación, otras iniciativas tratan de impedir que se pierda la caligrafía. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, las pruebas de Lectura, Escritura y Aritmética (LEA) y la Prueba de Conocimientos y Destrezas Indispensables (Prueba CDI) incluye dictados en la parte escrita. Además, cada año se convoca un concurso de narración y poesía en el que es obligatorio escribir a mano los trabajos.

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